@pablonoearaujo Los partidos políticos están carentes de contenido, es una realidad tangible. Se demuestra en su máximo esplendor en cada elección, en donde las agrupaciones cumplen el rito que las mantiene con vida, desplegar toda su maquinaria para captar votos. Después pasan a un reposo donde los grandes problemas dejan de ser el eje de sus esfuerzos. El caso de Lambaré es emblemático.
Al exintendente Roberto Cárdenas lo acusan de una serie de irregularidades que son totalmente indignantes, porque afectan directamente a niños y adolescentes. Por el techo que se les vino encima en el Colegio Nacional de esta ciudad y por las deudas que existen en la adquisición de la merienda escolar.
En lugar de dar paso a las investigaciones judiciales, se utilizaron todas las estrategias para desprestigiar a la fiscala acusadora, movilizando adherentes para ejercer una presión irracional, acosándola. La misma, conmovida en medio del llanto responsabilizó al Estado de su seguridad.
Asimismo, dirigentes de la ANR salieron a defender a Cárdenas. Horacio Cartes, cual Poncio Pilatos se lavó las manos, asegurando que la verdad está en manos de la gente que votará el próximo 15 de noviembre.
Siguiendo el mismo guión, Pedro Alliana sostuvo la antojadiza idea de la persecución partidaria como justificación de las denuncias. Bajo ningún punto de vista, estos referentes, y otros de menor rango, pudieron esbozar una coartada que resulte sustentable y que incorpore una autocrítica en caso de que al acusado se lo encuentre culpable de los sucesos.
Lo bueno del escenario que estamos viviendo es que la ciudadanía está comenzando a despertar y comprende su rol activo, clave para cambiar el viejo paradigma de la política paraguaya, aquel que nos hacía dependientes de la voluntad de las autoridades sin que hubiera posibilidad de rever sus posiciones. En Lambaré se evaluará si la justicia cumple su parte. Lo hará si es acompañada por una población harta de mentiras.