La vida, muchas veces, es una lotería. Uno nunca sabe cuándo puede salir “sorteado” y ser víctima de la inseguridad. No importa si es de día o es de noche, los malvivientes castigan todos los días ante la pasividad de las fuerzas públicas que, ya sea por falta de presupuesto o mala gestión, permiten que los asaltos se conviertan en “figurita repetida” en los noticieros.
Repasemos el relato de Arturo Martínez. ¿Quién es Arturo Martínez? Un muchacho de 21 años que vive en Roberto L. Petit y que, días atrás, caminaba pensando seguramente en su equipo preferido o en la chica de sus sueños, cuando de la nada el diablo se le atravesó en el camino.
“El instinto de conservar la vida me impulsó a correr entre los autos estacionados en la vereda. Al notar que no me quedaba, salieron huyendo. Cuando creí que ya se iban, salí a mirar a la calle y estos HIJOS DE PUTA retornaron y, sin vueltas, me apuntaron con el arma y empezaron a disparar hacia mí. Por intuición me agaché y volví a correr por mi vida”. Esto fue lo que contó el joven en su cuenta de Facebook.
Un video de circuito cerrado de la zona captó el momento en que, al mejor estilo de “La Anguila” Almirón, le bajó un pique, pero no detrás de la “caprichosa” precisamente, sino para que no lo mataran a balazos. Quienes lo perseguían eran dos motochorros.
Eran cerca de las 3 de la tarde y les importó tres pepinos la vida de un ser humano. Total, se rigen por otras leyes, otros códigos. Se creen amos y señores de las calles porque las autoridades policiales no le hacen frente y porque la justicia paraguaya es tan frágil, corrupta e inverosímil que otorga castigos más severos a un ladrón de vacas que a un violador de niños, por ejemplo.
Los motochorros son los que marcan la agenda. La Policía no puede o no quiere frenar su avance. Son el pan de cada día. Te atacan en la calle, cuando viajás en auto o cuando estás frente a tu casa. Una señora los enfrentó el lunes arrojándoles su zapato. Pudo contar la historia, milagrosamente.
¿Realmente las autoridades se preocupan por combatir a esta peste con cara de motochorros? Quienes están en el poder creen que sí. Juan Pueblo sufre en carne propia y piensa lo contrario. Ya tú sabes.