15 dic. 2024

La indignación no basta

@feryirobles @feryirobles

Cerramos una semana teñida de violencia y desgarradoras historias. Empecemos indignándonos con la historia de Carlos Bernal, 20 años y a punto de ser papá por primera vez. Este domingo familiar, Carlos tal vez estaría arreglando la cuna, ordenando las pequeñas ropitas, o sintiendo las pataditas de su bebé, pero está grave, conectado a un respirador luchando por su vida. Dos jóvenes se metieron en su hermosa historia de amor en un segundo, cambiando todo por completo.

Sigamos con la lista de indignaciones. Más motochorros, sicarios, secuestradores, limpiavidrios agresivos y extorsionadores, delincuentes de guante blanco. Y así podría seguir la lista hasta el final de esta página, resaltando sobre todo la parte de las víctimas, muchas de ellas muertas.

Hoy soy Carlos, su mamá, su novia, y su bebé; soy su familia que exige que en unos meses podamos salir a pasear al parque hasta que oscurezca, y podamos regresar a casa caminando.

Soy Cinthia queriendo caminar con mis amigas vistiendo un short. Soy el campesino que quiere sembrar en el norte. Y soy Fernanda queriendo venir a trabajar tranquila, sin agregar más cosas a mi lista de indignación, porque no me basta.

Estoy cansada de adecuar mi vida a este panorama. Estoy harta de salir solo en horas del sol, con la cartera liada hasta el cuello, temiendo de todos los motociclistas, pensando en alguna estrategia para protegerme permanentemente. Estoy extrañando mi libertad. No logro entender cómo seguimos permitiendo que esto siga así.

¿Qué nos está pasando para acostumbrarnos a vivir en un Paraguay tan enfermo, tan lastimado, tan dolido? Que alguien le avise a Horacio Cartes y a sus secuaces que muchos no creemos en el bondadoso que vive en un mundo paralelo. Nosotros estamos en el que no podemos viajar tranquilamente en ese transporte público al cual disminuyó 100 guaraníes el pasaje.

Dejemos la empatía sobre la inseguridad y sintámosla como Carlos. Que nos duela igual.