Sergio Etcheverry - @uruser
Somos animales de lenguaje y primordialmente, de la palabra. Aunque no nos demos cuenta, lo que digamos o lo que digan rigen nuestras vidas, para bien o para mal.
El nombre que nos ponen ya nos marca, pero también nos marcan esas palabras que nos van diciendo. Dígale a un niño “cabezudo” y tenga por sentado que lo seguirá siendo.
Un niño al que desde pequeño se le dice inútil, le será muy difícil superar ese papel más adelante. Lo mismo al que se le dice “burro”, “vos no servís para las matemáticas”, “por más que intentes no lo lograrás” y otras por el estilo.
“Nuestro parlamento es más un lamento que una parla”
El uso de la palabra marca gran parte del éxito de una persona en el futuro. Según los encargados de las empresas, en muchísimos puestos es vital el manejo del lenguaje y poder comunicarse eficientemente.
El uso apropiado de la palabra también evita los conflictos: una conversación mantenida a tiempo, probablemente, evita que un problema se agrande hasta hacerse insoluble.
No en vano una de las máximas instancias de poder en un estado civilizado sea el “parlamento”, un lugar donde hablar, exponer, consensuar, debatir y lograr. Lamentablemente, el nuestro es más un “lamento” que una “parla” y estamos más que acostumbrados a muestras increíbles de mal manejo del lenguaje, que lleva muchas veces a vergonzantes discusiones. Es hasta risible (si no fuera triste) ver cómo cualquier jugador de fútbol argentino o uruguayo de medio pelo habla mejor que, por lo menos, la mitad de nuestros representantes.
Yo sugeriría, con vistas al futuro, que el MEC incluya como materia obligatoria la oratoria y que se incentiven los debates académicos y de todo tipo: después de ver una película, leer un diario o de cualquier actividad. He hablado con personas que hacen selección de personal y afirman que es penoso ver cómo personas con buenos currículum no obtienen el empleo por no saber hablar.
Yo, por mi lado, uso dos palabras mágicas hasta el hartazgo : “por favor” es una de mis preferidas y la que más utilizo es “gracias”.
Porque tengo muchas cosas por qué agradecer... y seguramente vos también.