@augusto2s Somos una sociedad muy especial que cree que toda la culpa la tienen los políticos y nadie más. Es decir, no solo no tenemos autocritica sino con frecuencia olvidamos que los cargos políticos tienen la histórica costumbre de nacer de las elecciones populares. O sea, de nosotros. Peor aún, creemos que nuestro deber público como sociedad es debatir –casi exclusivamente– la política, sin tener en cuenta la necesidad de nuestra participación en el debate de la educación, la cultura, la economía, la sociedad, el futuro.
El debate en las redes alcanza niveles deprimentes cuando advertimos que la crítica se enfoca en cuestionar a Portillo u otro congresista y muy pocas veces en debatir los proyectos de ley que se encargan de elaborar.
Es envidiable el fluido debate que sobre temas legislativos, económicos o políticos se desarrollan en naciones vecinas, fruto de un mayor compromiso de los ciudadanos con su democracia.
No se escapa de esta crítica el sistema de medios, ya que aun cuando enunciamos que los candidatos “no tienen planes y proyectos”, cuando los convocamos para un debate o una mesa redonda solo nos interesa que polemicen y creemos que discutir sobre programas es harto pesado y espanta-audiencia.
Los medios solo debaten personas, los ciudadanos solo debaten personas.