
El rostro de Gregorio Esteche era el fiel reflejo de la derrota. Mirando al piso y tras reponerse a medias de un desmayo, contaba a un par de mujeres sus penurias. Gregorio venía prestando sus servicios de guardia de seguridad en un supermercado capitalino y se desvaneció, al parecer, porque ya no se alimentaba. Esto es lo que afirmó una de las jóvenes que lo ayudó a sobreponerse.
“Yo quiero que me paguen nomás ya”, repetía el custodio, que portaba el uniforme de la empresa de seguridad Selous S.A. Las transeúntes lo vieron tirado y recurrieron a un quitaesmalte para despabilarlo. Luego de unos minutos, una ambulancia lo trasladó a un centro médico. La primera versión fue que se desmayó porque ya no venía comiendo desde hace cinco días y que le debían dos meses de sueldo.
Sin embargo, tanto Esteche como directivos de la firma desmintieron esta afirmación. Esto ocurrió el lunes. El viernes, Cipriano Vera perdió la vida luego de que un asaltante le aplicara cinco balazos.
El episodio tuvo lugar, vaya coincidencia, en un supermercado. Cipriano, vaya coincidencia, se desempeñaba como guardia de seguridad, pero para la empresa Escolta Privada S.A. Su esposa reveló algo aberrante: el hombre, para velar por la seguridad del súper, portaba solo una pistola de juguete. Esta versión fue desmentida por las autoridades.
Luego de estos capítulos, el Ministerio de Trabajo decidió intervenir ambas compañías.
De acuerdo a la Unidad de Delitos Económicos de la Policía, a cuyo cargo está la verificación de la explotación de este tipo de servicios, 276 empresas de seguridad están habilitadas para operar en el país y hay unos 7.788 trabajadores en este rubro.
El servicio de seguridad privada se convirtió en un gran negocio desde hace décadas. Solo que adolece de las mismas falencias que la Policía: falta de adiestramiento.
Muchos guardias no reciben capacitación y hasta se los utiliza como jardineros u ordenanzas. Reciben bajos salarios a pesar de poner en riesgo sus vidas. Apremiados por la crisis económica, en un santiamén “aprenden” las estrategias para combatir a delincuentes. Y así, en un país que tiene hambre de seguridad, los encargados de la seguridad pasan hambre. Ya tú sabes.