El precio de no poder decir que no a muchas cosas puede llevarnos a un pico de estrés y agotamiento emocional. Creer que podemos con todo y todos, pensar que yo puedo o solo yo lo voy a hacer bien o mejor, pero de repente nos damos cuenta de que estamos con responsabilidades que no son ni nuestras y que cuando nos tocan situaciones de conflicto que sí nos pertenece ya no estamos enérgicamente sostenibles para poder lidiar con ellos. Ahí entramos en un colapso mental y emocional.
Entre los síntomas más comunes se presentan:
-Cansancio físico.
-Problemas para dormir.
-Hipersensibilidad e irritabilidad.
-Falta de motivación.
-Problemas de concentración.
-Dolores de cabeza.
-Problemas gastrointestinales.
-Sentirse con menos paciencia.
Para que podamos reducir estos síntomas o coexistir con ellos sin que afecten el 100% de nuestra vida podemos:
• Buscar un espacio de descanso por más mínimo que sea. Necesitamos ese respiro para poder recuperar energías
• Una buena alimentación es fundamental para que nuestro cuerpo coopere y cumpla sus funciones.
• Establecer límites y prioridades, escuchar a tu cuerpo.