19 may. 2025

El infierno paraguayo

carlos.franco@extra.com.py carlos.franco@extra.com.py

Luego de una extensa jornada laboral me acosté en mi cama con la intención de dormir y descansar. Pero la ANDE tenía otros planes para mí. Cerca de las dos de la madrugada, los mosquitos se pegaron un banquete con mi cara. Desperté empapado de sudor y me percaté de que el acondicionador de aire estaba apagado, apreté un par de veces el interruptor de la luz, pero no pasaba nada y me di cuenta de que una vez más se cortó la energía eléctrica.

Sofocado por el calor y todavía muy cansado, se me pasaron por la mente miles de maldiciones, propias de una persona con mucho sueño. Tuve que levantarme de la cama a tomar un poco de aire, me di una ducha y salí al patio de mi casa. Todo el barrio estaba en la misma situación. Un vecino me dijo que ya había pasado una hora del apagón y que las líneas de reclamo de la ANDE estaban saturadas.

Con mucha rabia e impotencia me senté en un sillón a esperar que la energía eléctrica volviera y así poder dormir. Pasaron las horas y nada, la situación se tornó desesperante, ya que necesitaba descansar porque solo algunas horas después tenía muchas obligaciones que cumplir.

Cerca de las cinco de la madrugada, faltando poco para que amanezca, volvió la luz y pude descansar, al igual que todo el vecindario e imagino que miles de usuarios en todo el país. Calvarios como lo relatado es una de las tantas experiencias que sufrimos los paraguayos, soportando el pésimo servicio de la ANDE.

La situación empeora cada año, los apagones veraniegos ocurren prácticamente a diario, convirtiendo a nuestro país en un infierno. A los usuarios que pagamos las facturas no nos importa que las administraciones anteriores se robaron todo el dinero, que el sistema de distribución sea obsoleto, que los transformadores se quemen todo el tiempo u alguna otra gastada excusa.

Autoridades de la ANDE: los usuarios no les pedimos un milagro navideño, tampoco un regalo anticipado por el día de los Reyes Magos, solo exigimos que hagan lo que tengan que hacer para brindarnos el servicio por el cual estamos pagando, cada mes, un altísimo costo.