Una sombrilla era su aliada en medio de la llovizna, en una desolada calle del barrio Pa’i Ñu de Ñemby. Pese a que era de día, no se veía a ningún cristiano. Al menos eso fue lo que captó un video de circuito cerrado. La mujer caminaba en medio del empedrado. De pronto, sale a su encuentro el mismísimo enviado por La Muerte.
Era un motochorro. El malevo le exige su cartera y ella se opone. Tras un forcejeo, le arrebata sus pertenencias. Ella queda helada y solo observa cómo el otro huye. No era su hora, el malviviente por fortuna no le hizo daño. Otras víctimas no corrieron con la misma suerte.
“Nos salvamos de puro pedo”. Así resumió Osvaldo Almada la forma en que resultaron ilesos tras el estallido de una bomba ayer en Arroyito, Concepción. El hombre iba en la camioneta que fue descuajada por el artefacto que fue colocado en un enripiado. En ambos casos, los afectados pudieron contar la historia, “de puro pedo”. Acá la inseguridad es la aliada perfecta de La Muerte, que se lleva a inocentes al dos por tres en un país donde los gobernantes dejan desprotegidos a los habitantes.