El morbo no deja de estar presente en las redes sociales y aplicaciones de mensajería. Sin duda, aquello que impacta tiene muchas chances de ser compartido. Pero, ¿a qué precio lo hacemos? ¿Dónde quedamos como seres humanos? ¿Somos racionales?
Compartir significa dar parte de lo que uno tiene para que otro lo pueda disfrutar. ¿Pueden disfrutar los demás lo que compartimos? ¿Aporta algo?
Hago referencia a perder la cabeza, porque en realidad la perdemos a la hora de discriminar qué es bueno compartir con nuestros amigos, seguidores y contactos. Desafortunadamente, dos mujeres fueron decapitadas días atrás, en Amambay. La información de por sí es impactante, pero para muchos no fue suficiente y decidieron hacer virales las fotos crudas.
“Las personas usan sus redes para compartir hechos que pueden dañar a terceros”
Es ahí donde surge la pregunta sobre si es que las personas miden las consecuencias de sus actos en redes. Hoy día, casi todos compartimos diferentes grupos virtuales. Muchos, ni siquiera sabemos quiénes forman parte de los mismos, pero compartimos lo que nos llama la atención.
¿Qué pasa si un familiar de las mujeres integra ese grupo? ¿Qué pasaría si el amigo de un amigo en redes sociales es un allegado? ¿Si un amigo de Facebook perdió recientemente a un familiar? Es muy probable que le produzca una sensación horrible, en momentos muy difíciles. Somos inhumanos e imprudentes a la vez. Lamentablemente, se hace cada vez más frecuente que las personas utilicen sus redes sociales para compartir hechos sensibles que pueden dañar enormemente a terceros. Existe un morbo llamativo por hacer viral la foto de un cadáver, un cuerpo desmembrado, violencia, maltrato, abuso.
No nos hará menos inteligentes o menos populares en redes tomarnos un breve tiempo para analizar qué tipo de consecuencias directas o indirectas tiene lo que voy a compartir. Perder la cabeza por conseguir un “Me gusta” no es el camino para destacarnos en las redes sociales, mucho menos si utilizamos recursos que puedan dañar a otros.