En el boxeo, no siempre gana el que pega más, sino el que resiste mejor los golpes. Aquel que tenga una quijada de acero es capaz de aguantar los más duros “ganchos” a lo largo de los rounds y terminar ganando por nocaut. En el día a día ocurre casi lo mismo. El ring es como la vida cotidiana, con sus dramas y momentos de felicidad. No hay que bajar la guardia y, si recibimos una trompada, hay que mostrar entereza para reponerse.
El menor soplo no tiene por qué derribarnos. Hay problemas que se dramatizan demasiado y son un poroto frente a verdaderos tormentos. La historia de Pablo Leguizamón fue compartida en Teletón. “La gente se ríe de mí, dice que estoy loco”, afirmó con una sonrisa en el rostro. La burla obedece a que junta latitas y botellas de plástico por las calles. Por eso se ríen de él. “Pero no estoy loco, junto para que no nos falte nada”, aclaró el protagonista.
Sufrió en carne propia los azotes de la pobreza. Se vino a la capital con la idea de encontrar un mejor porvenir, pero lo recibieron con una bofetada. “En Asunción buscaba bolsas de basura frente a las casas para ver si encontraba pan o algo para que pudiéramos comer”, reveló. Su hijo Pablito nació con complicaciones. Los doctores encontraron que padece el Síndrome de Moebius, una enfermedad neurológica que conlleva una parálisis facial de por vida, a tal punto, que uno no puede esbozar siquiera una sonrisa.
Pero Pablo no se abatió. Este golpe no lo dejó nocaut, sino que lo hizo más fuerte. No colgó los guantes sino que los ajustó aún más para salir a vender latitas y pelotas al costado de la Ruta I. Es bombero voluntario y uno de los hombres más valientes de su unidad. Todo eso, sin desprenderse de su pequeño, ni siquiera cuando se traslada de un lugar a otro en bicicleta.
Che, a vos que te lamentás porque tu auto no tiene aire acondicionado, que llorás si no recibís un mensaje de un amor no correspondido, que sentís que tu peor desgracia es que tus papás no te dieron permiso para ir a una fiesta electrónica... a vos te digo: despertá. Ya tú sabes.