Quizás ahora no quiera ni siquiera salir de la pieza. A la escuela seguro no va desde principios del mes. Todos la señalan, todos opinan sin saber de aquel maldito día.
El 30 de septiembre creyó en las intenciones de su vecino de llevarla al colegio, pero bajo engaños la sometió sexualmente. Con miedo y asco, sus padres denunciaron el hecho. Allegados del sujeto acusado no tienen vergüenza de manifestarse a favor del hombre. Ni siquiera tienen el descaro de negarlo, sino que responsabilizan a una menor de edad y a sus padres.
Hace días, un tribunal calificó de “normal” el abuso de una niña y lo condenó a un hombre a dos años pero con suspensión de pena “porque no hubo coito”.
Dos casos terribles (en solo una semana) donde irónicamente se condena a la víctima y no al victimario.
Sigamos pidiendo justicia y protección de nuestros niños. ¡Somos los responsables! No callemos las injusticias, no protejamos agresores. No normalicemos la violencia.