
Era el día 15 de agosto del año 2013, cuando asumía Horacio Cartes el cargo de presidente de la República del Paraguay. En su primer discurso, había asegurado que los grupos armados “no van a marcar la hoja de ruta” de su gobierno. Había prometido una lucha frontal a la criminalidad en nuestro país.
“Quiero asegurarles que no nos van a marcar la hoja de ruta ni criminales ni grupos armados”, fueron las palabras de Cartes que arrancaron el cerrado aplauso de los presentes, aquella vez, en el acto de asunción a su cargo de titular del Ejecutivo Nacional.
No solo eso prometió al asumir su mandato sino que aseguró que su gobierno sería implacable para restablecer el orden, y que lograría reducir la inseguridad. A días de cumplir tres años en su cargo de primer magistrado de la Nación, seguimos igual o peor que antes.
En la calle, la ciudadanía siente el temor en carne propia. Pululan los motochorros, los que aprietan para apoderarse del fruto del sacrificio de las honestas personas que trabajan a diario para poder comprarse para sus pertenencias. Ni en las viviendas ya se está seguro. Se roba de todo.
No hablemos de asaltos a pequeños y grandes comercios. En varios casos, los atracos son dirigidos por integrantes de las fuerzas públicas. La mayoría de la población vive con el Jesús en la boca, mientras autoridades electas o designadas hacen ostentación con la seguridad que tienen a cargo de policías y militares.
Pero en el tema del EPP a Cartes no solo le marcan el rumbo sino que ya le hizo perder su hoja de ruta. De acuerdo a los datos, de 11 secuestros, desde el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, pasando por Fernando Lugo y Federico Franco, en el actual gobierno nacional ya se produjeron 7. De esta cifra, entre la semana pasada y esta suman tres secuestros de seguido.
Ojalá se pueda realmente cambiar este rumbo porque al ritmo que vamos la situación puede ser más crítica, sobre todo con el accionar de los grupos armados. Me dirán que la ACA ya está prácticamente desaparecida, pero el EPP se está fortaleciendo. El problema no es la falta de más recursos sino de voluntad política.