La Policía Federal de Brasil inició un gran operativo para reprimir la proliferación de productos farmacéuticos que se utilizan en estética del rostro, pero que son de origen desconocido y llevados desde Paraguay.
En uno de los procedimientos, cayó la odontóloga Sayonara Knorst, especialista en armonización facial, quien fue detenida en Naviraí, a 366 kilómetros de Campo Grande, estado de Mato Grosso, en el marco de la operación denominada Bellus Fictus (Belleza Ficticia).
Según informó la prensa local, en la heladera de la cocina fueron encontradas tres ampollas de botox, sin ningún tipo de identificación.
La especialista admitió que era toxina botulínica, importada de nuestro país, pero no tenía ningún comprobante de la compra. Dijo que pagó entre 60 y 70 dólares por cada frasco, pero no conocía a los proveedores, de quienes solo tenía sus datos de contacto.
Aseguró que los fármacos eran para su uso personal y que nunca lo comercializó ni aplicó a pacientes.
Otra dentista, Daiane Klissye Dona Longhi, fue apresada en la ciudad de Mundo Novo, en el mismo estado y en su poder fueron hallados seis frascos de toxina botulínica, sin origen. Ella alegó que la droga fue comprada por Internet.
Ambas odontólogas recuperaron su libertad, tras una audiencia y luego de que el juez les impusiera una fianza de 15.000 reales.
Están procesadas por el delito de tenencia en depósito, para la venta, un producto destinado a fines terapéuticos o medicinales de procedencia desconocida, de acuerdo a los informes.
En el marco del operativo se ejecutaron siete órdenes de registro y captura en Paraná y Mato Grosso do Sul. Según investigaciones de la Policía Federal, en Paraguay se encontró un esquema delictivo de compra y venta de toxinas botulínicas adquiridas en una industria sin origen. Los productos fueron utilizados por los investigados en consultorios dentales ubicados en Naviraí y Mundo Novo y en las ciudades paranaenses de Guairá y Santa Helena.
La dermatóloga Elza Garcia da Silva, presidenta de la Sociedad Brasileña de Dermatología, alertó que cuando se utilizan productos de origen incierto no hay garantía de seguridad para el usuario, así como de una respuesta adecuada al tratamiento.