Los ladridos de Apolo eran muy insistentes. El perrito que hace seis meses llegó a sus vidas iba y venía superinquieto.
Eran las 2:30 de la madrugada del domingo, en el barrio Roberto L. Pettit de Asunción, específicamente sobre la calle 31ª Proyectadas. A doña Delia Román (54) ya le pareció extraño. Con la lluvia torrencial, no tuvo de otra que hacerle caso a su perrito, porque presentía también que ese ladrido “no era normal”.
“¿Qué lo te pasa, Apolo?, le dije. Ahí ya le grité a mi marido, vimos cómo se iba derrumbando la muralla y después nuestra casita. Apolo nos salvó”, contó la doña a EXTRA.
Agregó que viven en ese lugar desde hace 25 años. “Hace 10 o 12 años unos vecinos construyeron esta muralla! y nos habían dicho que hacia nuestro lado era muy precario, pero mba’e jajapóta… no pudimos”, dice todavía con preocupación la señora, quien se disponía a servir la comida a las personas que estaban ayudando a intentar limpiar su casa.
Lo que más les asustó fue que su hija no pudo salir a tiempo y toda la casa se le vino encima. Por gracia divina, una puerta le tapó y los escombros cayeron. “Gracias a Dios pudimos sacarle enseguida. Vinieron los vecinos. Llovía torrencial, desesperante era todo”, recordó la mujer.
Casi toda una vida viviendo ahí solo se pudo salvar la fiambrera, después “ni la lavarropa, el ropero ni una cuchara”, se salvaron.
“Lo que hay que agradecer a Dios es que estamos con vida. La Municipalidad y los vecinos se portaron con nosotros”, indicó.
Agregó que Apolo fue el favorito de su hija, de 23 años. Con Lidia y Osi, sus otros perros más grandes, buscarán la manera de reconstruir lo que tanto esfuerzo les llevó hacerlo. Ella trabaja vendiendo artículos de mercería y su marido labura en una imprenta.
Empezar de cero
“Eso lo que de cero. Necesitamos abrigos, colchones. Desde hoy vamos a dormir en la casa de mi hermana, en 34 (Proyectadas), a una cuadra y media mientras vemos qué se puede hacer por nuestra casa. Nos dijeron que es una zona de peligro de derrumbe”, lamentó.
(0982) 636-568 para ayudar a la familia
“Sienten y escuchan más”, dicen
Sofía Manchini, etóloga (especialista en comportamiento canino), explicó a EXTRA que los perros tienen los sentidos más agudizados que los de un ser humano, pueden escuchar más allá de las frecuencias normales. “El perro es la alarma desde siempre. Los ladridos son por alguna amenaza hay. Creo que Apolo escuchó el crujir de la muralla y eso le alarmó, ya que no es algo que no forma parte de su entorno normal”, indicó.