Gladys Servín lo planeó todo durante algún tiempo y lo guardó en secreto. Quería sorprender a su mamá. Pero en la víspera, cuando ya estaba por subir al avión que le traería a su natal Caacupé desde España, decidió contarle a unos cuantos parientes.
Al final, ellos fueron cómplices del alegrón que recibió doña Sixta González ayer, en la Basílica, al inicio del novenario de la Virgencita. “¡Vinimos de sorpresa!, le traje a él (por su hijito de 4 años), junto a su abuela”, expresó a EXTRA Gladys, al terminar la misa de las 11:00.
Su promesa era llegar justito ayer y cumplir los días del novenario hasta el 8, que cumplirá con la promesa que le hizo a la patrona de Caacupé.
La ansiedad no le dejó dormir durante todo el vuelo a ninguno de los dos. Arribaron a las 7:30 y de ahí partieron hacia la capital de la fe. Al llegar, Dylan José, su niño, se rindió ante el cansancio y durmió en brazos de una tía. El reencuentro se dio luego de dos años; Gladys hace 16 que vive en la Madre Patria.
Este año, decidió tomarse dos meses de vacaciones que tenía pendientes y enganchar las fiestas marianas con las de fin de año. “Nos quedamos hasta el 24 de enero. Tengo una hija de 21 años que viene el 18 de diciembre”, mencionó.
1 millón de personas
Un contingente de más de 3.000 personales policiales se desplegó ayer en el primer día del novenario. De acuerdo con los datos, se estima que unas 7.000 personas pasaron por Caacupé ayer.
“La expectativa es de un millón y medio de personas”, expresó Marcos Cabañas, jefe de Prensa de la Basílica.
Un niño milagro
El pequeño Santino Jesús es un sobreviviente. Su venida al mundo para sus papis fue una verdadera sorpresa. Nació cuando su mami, María Fatecha, salía de un duro tratamiento por cáncer de mama.
“Era un diagnóstico severo. Encima, se descompensó a las 4 horas de nacer. Le hicieron reanimación, estuvo en terapia varios días”, contó.
Los médicos le dijeron que podía tener alguna secuela, pero nada. “¡Es un niño milagro!”, expresó María.
En bici, 345 km
Agustina Acosta, Jorge Niz y su hijo de 15 años, junto con otros 22 ciclistas pedalearon desde Yby Yaú hasta la Basílica para rezar, ayer. Un día entero les duró el viaje, pero ni siquiera llegaron cansados.
“Desde hace 17 años venimos y nuestro hijo nos acompaña desde que tenía 2”, contó Agustina.
Contaron que los 345 kilómetros los hacen siempre en el día en que empieza el novenario, para agradecer, pagar su promesa y volver a Concepción.