La Villa Serrana se convierte en un rincón sagrado que alberga incontables historias de vida de personas que llegan hasta la Virgen para agradecer los favores recibidos y bendiciones. Es el caso de Samir Eugenio Sánchez Segovia, quien caminó 283 kilómetros movido por la fe.
“Mi hijo nació con apenas 6 meses de gestación. Era muy chiquitito, apenas tenía 10% de probabilidad de vida y, con su mamá, nos encomendamos a la Virgen. Pese a todos los pronósticos, hoy tiene 20 años”, contó al recordar el milagro.
Sánchez inició su travesía el 1 de diciembre desde Ciudad del Este. Pasó por Minga Guazú, Yguazú, Juan E. O’Leary, Caaguazú, hasta el punto final: la Villa Serrana. “Llegamos, pero este día fue muy duro por el calor infernal”, recordó el peregrino.
El promesero relató una experiencia que le conmovió mucho mientras atravesaba Coronel Oviedo. “Una niña llamada Maida me invitó, en guaraní, si quería tomar agua y además me pidió que descanse un rato en el patio. Luego me trajo una jarra con agua fría. ¡Una salvadora!”, relató. Añadió que cumple 10 años como peregrino en pos de la recuperación del chico. “Mi hijo no podía venir. Le dije que le iba a pagar (la promesa) caminando 5 años desde Oviedo, 3 desde Caaguazú y 2 desde Ciudad del Este”, detalló.