07 may. 2024

Tienda le rechazó por su pinta: “Vino una señora bien vestida y sí la atendieron”

Discriminación: los vendedores le clasearon por su ropa. Pidió el precio de una sandalia para su nena y nadie le atendió.

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Carmen Benítez, luego de alzar en redes sociales la discriminación recibió el apoyo total.

Una joven mamá pasó flor de vergüenza el pasado miércoles, porque quiso comprar una sandalia para su hijita y en el comercio donde entró, no le pelotearon porque estaba con la ropa sucia debido a que trabaja como herrera.

La joven es vecina de la ciudad de San Estanislao (Santaní), en el Departamento de San Pedro e indignada alzó en sus redes sociales la discriminación que sufrió y recibió el apoyo total de los cibernautas.

Llovieron los mensajes de apoyo e incluso algunos le pedían el nombre del negocio para no comprar ni de gua’u en el lugar.

Otros le pedían que denuncie el hecho a la Sedeco, pero ella explicó que no quería perjudicar al comercio y que solo quería expresar su mal estar.

Se reinventó

Carmen Benítez (18), es la mamá discriminada quien contó que con la pandemia, perdió su trabajo y como hendy, comenzó a ayudarle su papá en su herrería. Con el paso del tiempo se volvió valé en el oficio y siguió a full, comentó.

Hasta más tarde

Como en estos días hay plata por el aguinaldo los pedidos de trabajo aumentaron en el taller de su papá e indicó que por eso salen más tarde de la herrería.

Señaló que el miércoles quiso comprarle una sandalia nueva a su hija y como una vez había visto una que le gustó, salió apurada para el local. “Tenía miedo que se cierre y me fui con mi ropa de trabajo llena de hierro ku’i (partículas de hierro) puesta”, recordó.

No tocó nada

Al llegar a la tienda vio el zapatito chusco que le gustaba demasiado para su nena, pero aseguró que ni siquiera lo tocó para no ensuciarlo.

No le pelotearon

Dijo, que amablemente le preguntó el precio a un vendedor y este no le hizo caso.

“Primero pensé que no me escuchó y por eso le pregunté a una vendedora y tampoco me hizo caso. Después vino una señora bien vestida y la atendieron. Allí me piché porque me di cuenta que no me atendieron porque estaba sucia”, contó Carmen.

Enojada, se fue a otro local, en el mercado, y ahí pudo comprarle el zapatito para su hija y no fue discriminada por su aspecto. La joven madre recibió mucho apoyo.