11 dic. 2024

Sube la demanda de profesores particulares

Eligen alumnos que les quede cerca para gastar menos combusible. Los padres temen que sus hijos se atrasen frente a compañeros.

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Si no queda lejos, un profesor particular puede cobrar G. 40.000 por hora, señalaron. (Foto ilustrativa)

Lilian Casco, del barrio Nazareth de Asunción, nota que su hijo necesita un profesor particular. Está en el tercer grado. Pasó el primero y el segundo en forma virtual.

Las materias que más le cuestan son matemáticas, castellano y guaraní, dijo a EXTRA. “Yo soy psicóloga y sé que mi hijo necesita reforzar”, mencionó.

Al ser consultada si este gasto extra no va a impactar en su bolsillo, mencionó que hay que ver la manera porque, si no lo hace, su hijo pagará las consecuencias.

Además, un atraso con respecto a sus demás compañeros le puede afectar, sostuvo.

La misma temática maneja Samir Acosta, que pidió clases de refuerzo a inicios del mes para su hija que está en 2do. grado. “Sentimos que requería un refuerzo para arrancar este segundo grado y que no se rezague con los demás”, manifestó.

Aseguró que es complicado que los niños se concentren y que aprendan a leer de manera virtual.

No da abasto

El profesor Gustavo Santacruz tiene 30 alumnos particulares y no da abasto. Entonces, elige los que estén cerca y los que contraten por dos horas seguidas.

“Por cuestión de combustible, tengo que ver un costo que me pueda redituar y por lo menos el tiempo de estudio que sea mayor”, dijo.

También es profesor de un colegio en el 4to. grado. Mencionó que la pandemia dejó en peores condiciones la educación. “Levantar esta situación creo que con la ayuda de los profesores particulares va a tener que ser”, afirmó.

La psicóloga y psicopedagoga Claudia Landó observó que aumentaron los pedidos de ayuda psicológica para adaptarse a la escuela.

“Los niños más pequeños no tuvieron ese inicio en la lectoescritura. No saben leer ni escribir”, comentó.

Explicó que muchos estudiantes tienen ansiedad, ataques de pánico y depresión. Manifestó que esto se ve en los niños y en los adolescentes.

“Les importa más lo que piensen sus amigos, no saben si van a tener amigos porque dos años estuvieron aislados”, señaló.