Carmen Benítez, de 18 años, pasó un momento desagradable ayer, miércoles, cuando fue a una tienda para comprar zapatos a su nena y los vendedores de un local no le hicieron caso, solamente porque estaba “sucia”.
La joven trabaja como herrera desde que empezó la pandemia, pues como había quedado sin trabajo, entró a ayudar a su papá, quien es herrero y así aprendió el oficio. Actualmente está trabajando en una obra, en el centro de San Estanislao, San Pedro, y por las fiestas de Navidad y Fin de Año tienen mucho trabajo y laburan hasta más tarde.
Ese día, ella tenía en su cabeza que debía comprar un zapato para su nena, por lo que ayer, apenas terminó su trabajo, salió apresurada sin cambiarse de ropa para poder encontrar un negocio abierto.
“En el centro mismo había un local abierto, entré a preguntar por uno que me gustó, ni siquiera toqué, justamente para no ensuciar, le dijo al vendedor cuánto era su precio y no me hizo caso, luego pregunté a la otra vendedora y lo mismo, pensé que no me escucharon, pero después entró otra señora y a ella le atendieron y a mí no”, lamentó la joven.
Tras el suceso, la misma abandonó el local y fue hacia el mercado de Santaní, donde encontró el calzado y le atendieron superbién, sin mirar la forma en que estaba vestida. “Yo no niego, estaba un poco sucia, porque trabajo con hierro y su ku’i kue tenía todo por mi ropa, pero tenía plata, no es que me iba nomás a preguntar”, mencionó la joven.
No quiso dar el nombre del local porque su intención no es perjudicar. “Si leen mi posteo se van a dar cuenta que es por ellos y solo les pido que cambien de actitud, que no discriminen por cómo la gente va vestida, porque uno trabaja y a veces no hay tiempo de ir a cambiarse”, explicó.