Faltaban dos días para defender su tesis y trece para cumplir 23 años. Griselda Concepción Friedenlieb Montiel soñaba ser administradora de empresas y su padre había vendido uno de sus bueyes para ayudarle a pagar su trabajo de grado. La chica estaba llena de ilusiones, pero todos sus sueños fueron segados por una bala que supuestamente ella misma se disparó, según su novio policía.
El hecho ocurrió el 13 agosto de 2018 en su natal Tebicuarymi, departamento de Paraguarí.
La versión de un suicidio no cerraba para sus padres, hermanos y amigos, tampoco a la policía le cuadraba la historia. Agentes de Investigación de Delitos de Paraguarí empezaron a indagar sobre su vida y descubrieron que su novio, Emilio Javier Ruiz Meza, de 28 años hacía un mes denunció el robo de un arma de su propiedad y llamativamente el proyectil asesino coincidía en el calibre.
Los familiares de la víctima denunciaron que el oficial primero de la policía constantemente era agresivo con su pareja a causa de sus incontrolables celos. En la casa donde ambos residían encontraron el arma 9 milímetros y el agente dio positivo a la prueba de parafina.
La fiscal Teresita Paredes lo imputó por feminicidio y pidió su prisión preventiva. Ayer finalmente luego de más de cuatro años, se realizó el juicio oral y público en su contra. El criminal fue condenado a 30 años de prisión. “Cuatro años y dos meses esperamos. Varias veces tuvieron que venir los padres de tan lejos, esta justicia fue larga y cara, tuvimos que luchar contra todo”, expresó la fiscala dictada la sentencia.