Hasta sus propios huesos le pesaban al pobre pitbull que alguna vez fue un imponente perro blanco, protector de una familia de Villarrica, que no le merecía.
El perro fue encontrado por voluntarios de la Sociedad Protectora de Animales de Villarrica tirado en el piso. No era más que piel y hueso, sobre unos trapos sucios, dando sus últimos suspiros.
La rescatista Angélica Aranda Casco fue a la casa, ubicada en el barrio San Blas, acompañada de la fiscal Gladys Giménez y la Policía Nacional. Fueron recibidos por Melissa Mabel Ortigoza, a quien se le explicó que debían ingresar para verificar una denuncia de maltrato animal.
Fue así que ingresaron al patio de la casa y encontraron al pobre perro agonizando. Lo rescataron, lo trasladaron a una clínica veterinaria para intentar salvarlo, pero no hubo caso; el sabueso ya partió hacia un lugar mejor, donde quizás no sufra la crueldad del ser humano.
“La perra se encontraba tirada en un rincón, con un severo cuadro de hipotermia, en un estado lamentable. Era una perra con dueños, dueños que disponen de cierta estabilidad económica y a pesar de eso murió sola y abandonada”, escribió la Sociedad Protectora de Animales de Villarrica en su Facebook.
El caso caló muy hondo en el corazón de los rescatistas y de todos los que aman a los animales, en Villarrica.
“Hemos decidido ya no tener consideración con nadie. Vamos a denunciar cualquier tipo de maltrato animal. Siempre hemos tratado de llegar primero por las buenas, de hablar con los dueños, pero no tienen ni una pisca de empatía hacia los animales. Sufren más los animales con dueños que los que viven en la calle, es el colmo”, expresó una rescatista que participó en el operativo.