Cuando por fin un micro se acerca a la parada, los pasajeros se olvidan de todo: la amabilidad, el respeto a los mayores y hasta el miedo al COVID-19.
“A la hora de subir es la ley del más fuerte. Yo tuve que esperar 1 hora y 45 minutos, porque así como llega se llena”, indicó Lucelia Martínez (54).
La doña viaja de Ypané a Asunción para trabajar de niñera. “Yo suelo esperar 40 minutos máximo. Te aseguro que el paro ese ya empezó hoy (ayer)”, expresó con rabia.
No hay vuelta atrás con el Centro de Empresarios del Transporte de Pasajeros del Área Metropolitana (CETRAPAM). El titular, César Ruiz Díaz, indicó que esperaban una propuesta del Gobierno, pero no hubo nada.
“Nosotros ya avisamos que no llegamos al viernes. No tenemos combustible y no hay posibilidad de que compremos con el nuevo precio”, indicó el empresario.
El Viceministerio de Transporte ni mu, “comió callate”. Dicen que continúan estudiando la tarifa técnica del transporte.
Por otra parte, los camioneros se suman al paro desde el lunes. Dicen que se les está pagando 30% menos y no soportarán la suba del combustible.
Preocupación
Lucelia se está recuperando del COVID-19. No sabe si podrá llegar mañana al trabajo, por eso propuso a su patrona cuidar de la niña en su casa. Otros trabajadores están viendo cómo arreglarse.
El aventón
“Nos organizamos con compañeros de trabajo que tienen autos. Muchos se ofrecieron y dieron su ruta y horario para poder traernos. Igual va a ser difícil para la mayoría porque algunos sí viven muy lejos. Nos avisaron también que va a haber tolerancia por llegada tardía”, dijo Jazmín Vera, de San Lorenzo.
Más temprano
“Hoy (por ayer) la mayoría llegó tarde porque ya casi no había micro. Por suerte son considerados, los que no tenemos autos vamos a poder salir de la oficina una hora antes, las 17:00. También podemos llegar hasta una hora tarde, sin descuentos”, dijo Carlos Gómez, de Limpio.