Don Amancio Vargas, papá de Albert “Mbolo” Vargas, joven que murió el martes en una carrera clandestina sobre la ruta Transchaco, en Mariano Roque Alonso, contó que la motopicada era la pasión del muchacho. Tras varios años de insistir, Mbolo, iba a dejar las carreras. “Procuramos muchísimo para convencerle de que deje de participar en esas corridas y por fin lo habíamos logrado”, dijo a NPY.
La familia compró un caballo al muchacho, con la intención de que deje de lado las motos. “La velocidad era su pasión; entonces se le compró un caballo y aceptó. Era su última carrera”, mencionó el papá. “Él estaba consciente del peligro, hace dos años me dijo que si él chocaba se iba morir. 90% de probabilidad tenía de morir y lo sabía”, aseguró.
El señor recordó lo que le había pedido. “Le dije: no te quiero alzar como a un perro de la calle; él me abrazó, me dijo que era su pasión y sonrió; lastimosamente así fue”, lamentó don Amancio. La noche del accidente, sus familiares no estaban al tanto de la picada que iba a jugar. “Estaba trabajando acá, ese día bailó, se estaba despidiendo había sido”, manifestó el papá.
Vargas lamentó lo que pasó, ya que Albert estaba por salir de ese mundo y aseguró estar orgulloso de él. “Es su pasión y estoy orgulloso de él porque se murió haciendo el deporte que le gusta”, afirmó.
Amigos, familiares y compañeros de carrera lo despidieroncon una caravana.