Para Mirta Martínez Rojas, más conocida como Ñequi, no hay límites ni impedimentos físicos cuando uno se empeña en salir adelante.
La mujer de 47 años es la dueña y encargada de un almacén ubicado en el barrio María Auxiliadora, de Asunción. El negocio empezó como una salvación para ella y su madre, quienes viajaron hasta la capital desde San Juan Nepomuceno (Caazapá), luego de que su papá murió, cuando ella apenas había cumplido 15 años.
Ñequi tenía una vaca que sus padrinos le habían regalado en su cumple, entonces, pensando en sus 11 hermanos, vendió el animal. “Nos mudamos al barrio y dijimos que podíamos poner un almacén. Por eso vendí mi vaca con sus crías y mi mamá algunas vaquillas que tenía. Así empezamos a vender las cosas en el almacén hasta hoy”, contó.
Aunque al principio le costó porque no tiene desarrollados ambos pies, el brazo izquierdo, y solo cuenta con dos dedos en la mano derecha, Ñequi aprendió a desenvolverse en la despensa para entregar los productos y cobrar con su derecha. “Ahora voy a traer del mercado las mercaderías y me traen por pedido”, dijo la vendedora.
Además del trabajo que genera atender a los marchantes, Ñequi cuida a su mamá enferma, ña Idalina Rojas, de 74 años.
Delincuentes
La kuaña guapa aseguró que varias veces ya le entraron a robar los adictos y la perjudicaron. Pidió a los jóvenes que trabajen y se esfuercen por salir adelante. T”odos podemos si queremos”, expresó
Ahora, su sueño es que le salga una pensión por discapacidad. “Una señora me está gestionando, pero hasta ahora no hay nada”, concluyó.