Emociona y hasta da piri (piel de gallina), escuchar la historia de Maricela Colmán Núñez (34). La joven caraguatayense (Cordillera) relata que fue adoptada desde muy chiquitita, y fueron sus padres adoptivos quienes se encargaron de pintar su mundo de colores y hacerla una niña muy feliz, según contó a EXTRA.
Su mamá de corazón, doña Felicita Núñez (86), decidió criarla y darle su apellido junto a su marido don Ramón Colmán (76), luego de su madre biológica, decidiera renunciar a ella por exigencias aparentemente de su pareja.
“Mis padres me adoptaron en el año 1990, exactamente un 28 de noviembre fue el día en que mi madre biológica decidió entregarme a ellos”, empieza su relato.
“Faltaban solo días para que yo cumpliera un añito”, continúa.
“Mari”, como sus allegados la llaman de cariño, cuenta que sus padres ya se habían rendido a la posibilidad de concebir, pues ya tenían 53 doña Felicita y 43 don Ramón, y no lo lograban.
Fue en ese momento que supieron de su existencia, y de las intenciones de la mamá teete de entregarla en adopción.
Desnutrida
“La parte triste era que a mi tenían en una sala de la comisaría de San José Obrero (distrito de Cordillera).
El hombre que me tenía era la pareja de mi mamá, un policía. No me quería, y no se ahí qué habrá pasado, pero mi mamá biológica optó por separarse de mí, nunca entendí por qué no luchó”, expresó.
“Mi papá fue hasta la comisaría y me encontró en el suelo, sobre una sábana. Yo estaba desnutrida, descuidada”, ´contó.
Maricela señala que doña Felicita no soportó verla en esa situación y decidió que ya nomás debían empezar con los trámites de la adopción. La adoptaron y fue todo por la vía legal.
De su infancia, recuerda que fue “la niña más feliz”. “Mi mamá era modista, y yo era tan apegada que ella me alzaba upa y así trabajaba. Mis cumpleaños eran los más felices (10 de diciembre). En todos mis recuerdos está mi mamá, en la escuela, mi primera graduación , pre escolar, festivales, en todos”, contó.
“Mamá me enseñó a rezar, me enseñó lo bueno y lo malo. Me cuido tanto que llego a los extremos a veces”, recordó y no pudo evitar soltar unas lágrimas de emoción al hablar al respecto.
Se enteró de grande
Maricela continuó el relato contando que no todo fue color de rosa. Sus padres, buscando no lastimar su corazoncito no le habían contado que era adoptada. “Me enteré a los 15 años, por gente mala, que se tomó el atrevimiento de contar algo que solo ellos debían revelar”, sostuvo. “Pero me hizo más fuerte, lo olvidé y seguí”, agregó. Maricela siempre quiso ser doctora, pero optó por la carrera de enfermería por una cuestión económica. Tiene una hija de casi 4 añitos y ahora es la “abuela memby”.
La joven madre es jefa del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) del centro de salud de la ciudad de Caraguatay, según dijo.