El psiquiatra Agustín Barúa no dudó en señalar que una de las principales causas del suicidio de médicos residentes, principalmente de la UNA, es el maltrato psicológico al que son sometidos por los doctores.
“Los primeros hospitales eran cuarteles. Esa modalidad de obediencia, de sumisión, la lógica de maltrato para que aprendas bien todavía es el modelo pedagógico”, dijo Barúa.
El problema inicia en la misma universidad. “Los estudiantes de Medicina son idealizados como dioses y eso se convierte en una trampa para el médico que debe aguantar todo o, supuestamente, no está preparado”, explicó el especialista médico.
Muchos residentes en esa situación se refugian en el aislamiento, algunos pierden la sensibilidad o tienen problemas con sus parejas o familiares. El suicidio es el último escalón. Sin embargo, los médicos terminan “naturalizando” los maltratos debido a la imposibilidad de denunciar a su superior que debe calificar su desempeño como profesional.
Casos
El Dr. Ernesto Apestegui (38) tomó varias pastillas para terminar con su vida, en 2013. Fue encontrado en una camilla del IPS. Ese caso sería solo el inicio de una seguidilla de tragedias. Dos años más tarde, en el Hospital de Barrio Obrero, la enfermera Claudia Barrios se encerró en el quirófano y se aplicó en el brazo un medicamento que acabó con su vida. También en 2015, dos médicos del Hospital del Trauma se autoeliminaron.
Francisco Rodríguez Benítez, recién egresado de la UNA, sufrió depresión debido a las cargas horarias y los maltratos que sufría en el Hospital de Clínicas. En 2017 decidió acabar con su vida. Hace solo unos días, otro joven médico del mismo nosocomio hizo la misma cosa.