Entre las numerosas prendas que lleva un Sumo Pontífice, destacó una: la cruz pectoral que se puso el nuevo papa León XIV, el día de su elección, cuando se presentó al mundo desde la Basílica de San Pedro.
Se trata de una reliquia de San Agustín, orden a la que pertenece, consistente en unos fragmentos de los huesos del santo y de su madre, Santa Mónica.
La cruz contiene otras tres reliquias, de Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia que vivió entre los siglos XV y XVI, un reformador de la vida religiosa; del beato Anselmo Polanco, obispo de Teruel, mártir de la persecución religiosa en España (1936-1939), y del venerable Bartolomeo Menochio, sacristán papal desde 1800, que sirvió a la Iglesia durante la tormenta napoleónica, según Vatican News.
Los fragmentos óseos allí conservados pertenecen todos a la Orden Agustiniana que encarnan la fidelidad, la reforma, el servicio y el martirio.
La cruz fue un obsequio que le hizo su familia religiosa, por el postulador general de la Orden Agustiniana, Josef Sciberras. Un regalo que la Curia General quiso hacer a su hermano Robert Prevost el día de su creación cardenal, el 30 de septiembre de 2023.
“La víspera del Cónclave, el martes pasado, le envié un mensaje recomendándole que llevara la cruz que le habíamos regalado, para tener la protección de los santos Agustín y Mónica”, dijo el padre Sciberras al medio.
¿Por qué León?
El Papa explicó por qué eligió su nombre. “Principalmente por el Papa León XIII, con su Rerum novarum (renovaciones), abordó la cuestión social en el contexto de la revolución industrial. Hoy, la Iglesia debe responder a otra revolución industrial: la de la inteligencia artificia