Una joven mamá de 21 años se levantó a las 05:00 para ir a trabajar. Despertó a sus dos hijos, de 1 y 5 años, para llevarlos junto a su madre, que los cuida en su ausencia. Sin embargo, cerca del mediodía de aquel sábado, una llamada la alertó y fue a su residencia ubicada en el asentamiento Cristo Rey de Capiibary, San Pedro.
Ahí se encontró con su casa totalmente derribada. “Vine lo más rápido que pude; encontré mi cama bajo el árbol y mi casa ya no estaba”, lamentó Daniela Núñez.Al parecer, el presidente del asentamiento, que es pastor de una iglesia evangélica, quiere dar el terreno a otro “hermano”.
“Hace dos años que le venimos notificando que debe ser ocupado el lugar, pero ella no lo ocupa. El viernes pasado vinieron sus hermanos y crearon problemas poniendo la música muy alto”, refirió el pastor Samy González.
La joven madre alega que no puede quedarse las 24 horas en la casa, ya que, como es mamá soltera, debe ir a trabajar. “Ellos quieren dar la propiedad a otra persona que va a la iglesia; como yo no soy evangélica, me echaron”, señaló.
Daniela pasó la noche bajo el árbol y asegura que no va a dejar el lugar, ya que no tiene a dónde ir. Adelantó que va a construir nuevamente para su casa. A raíz de este problema, la mujer perdió su trabajo y ahora no sabe cómo va mantener a sus retoños.
Además, denunció que, durante el desalojo, unos G. 350.000 guardados bajo su colchón, desaparecieron.