En la casa de retiro “Marianela”, ubicada en Atyrá, todas las puertas son diferentes, al igual que los pisos de las diversas habitaciones, los salones y también los azulejos de los baños. La arquitectura está inspirada en los monasterios medievales de Europa.
Un cartel que da la bienvenida explica: “En la creación, Dios nunca repitió. En efecto, no hay dos seres humanos iguales, ni dos animales ni dos plantas, nada es igual a otro. Por eso en Marianela cada rincón es único, es un himno a la diversidad, belleza y armonía”.
En el año 2003, el sacerdote Atilio Cardioli, iniciaba su sueño de crear una “mágica” casa de retiro. “Yo lo tenía todo en mente, desde jovencito. El primer año hicimos trabajo de limpieza; elegí el lugar donde tendría mi huerta y una granja para hacer lo que San Benito decía: rezar y trabajar”, indicó el padre. Cuando el sueño se concretó, se convirtió también en la fuente de trabajo de muchos pobladores de la ciudad.
Puertas abiertas
“Es necesario salir del ruido para encontrarse con uno mismo y para eso, la naturaleza tiene un poder curativo extraordinario”, acotó el cura. “Marianela” es un sitio muy concurrido por matrimonios en conflicto en busca de ayuda o de parejas que desean prepararse espiritualmente para ir al altar. “Aquí las puertas están abiertas para todos. Llegan personas que no son creyentes, también de otras religiones, lo importante es respetar la casa” señaló.