Osvaldo Azuaga es un niño soñador como cualquier otro, que desea ser como su ídolo, el argentino Lionel Messi. A sus 11 años, no deja que una parálisis cerebral le impida disfrutar de jugar al fútbol. Desde chiquito demostró interés por la pelota. Incluso, estando en la panza de su mami, Aramí Rodríguez, al enterarse de que tendría gemelos varones, ella ya les hablaba de temas peloteriles.
Osvaldito nació con 1 kilo y 300 gramos y, por desgracia, su hermanito nació solo con 700 gramos y al poco tiempo falleció. “Era como un bebé recién nacido a los 1 año, no movía el cuellito, contó Rodríguez, quien le llevó en ese entonces al médico y, luego de varios estudios, le diagnosticaron la parálisis. Cuando el chico tenía 4 años, un vecino tuvo la idea de mandar a hacer un carrito de hierro con tres ruedas para que de a poco vaya ejercitando las piernas.
Hoy, siete años después, sigue usando el mismo andador, el que su madre tuvo que modificar varias veces de acuerdo a su estatura. “Cuando se rompe, no se puede ir más a la escuela, entonces, se queda y lo llevo a soldar. Él se enoja cuando se rompe su carrito”, reveló Aramí. La mujer es madre soltera, tiene dos hijos y vende empanadas para alimentar a su familia.
Estudio
El pequeño, actualmente, va al quinto grado de la escuela Juan Carlos Hrase, del barrio Nueva Esperanza de Encarnación. En la institución, la actividad que más le gusta hacer cuando hay tiempo libre es jugar fútbol con sus compañeros. “El partido es su vida, se vuelve loco por jugar partido”, finalizó su mamá.