26 abr. 2024

Joven cuenta el bullying que sufre por ser la hija número 7

En la escuela le querían pegar hasta con escoba. Le dicen a su hija que su mamá es bruja y que hasta le puede comer.

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Soledad, que vive en Itauguá, contó que nunca le pasó nada raro, a pesar de no ser ahijada del presidente o de un obispo.

Soledad Zaracho (30) es la “hija número 7” de una familia y desde chiquita sufrió bullying porque, según la creencia, la séptima hija de un matrimonio es equivalente a la versión masculina del Luisón. Para romper la “maldición”, el padrino debía de ser el presi de la República.

Sus propias hermanas la trataban de “bruja” y lo divulgaban por el barrio, decían que en luna llena a Soledad le salían alas. “Hasta en la escuela debía aguantar las burlas porque mis hermanas ñañá partida decían que yo era bruja y mis compañeros me querían pegar con la escoba. Pero a todos los se burlaban de mí le pegaba y mi mamá se iba ya otra vez en la Dirección”, recordó la joven, que asegura es una “mujer normal” incluso en luna llena.

Cuenta la leyenda que el séptimo hijo varón seguido se transforma en un animal parecido al perro. Acá en Paraguay es llamado Luisón y, para romper con la “maldición”, el presidente de la República o algún obispo debían ser el padrino.

En el caso de una mujer, la séptima hija se convierte en bruja. “Mi padrino no fue ningún presidente y mucho menos un obispo, por eso mis hermanas me hinchaban, porque no se rompió el hechizo o la maldición me decían, pero hasta ahora soy ‘normal’. Mi mamá incluso dice que soy la más buena entre mis hermanas y que ellas son las verdaderas brujas”, mencionó.

Le tiene miedo

Las “bromas” nunca terminaron y, a pesar de que ella ya tiene 30 años, el bullying sigue. Ahora es contra su hija, por lo que pide que se termine esta creencia absurda que tanto daño ya le ha hecho a ella.

“Tengo tres hermanas, que realmente son las brujas, a mi hija de apenas 3 años le dicen que yo por las noches me convierto en bruja y que se cuide porque le puedo comer. Por esto mi hija me tiene miedo y a veces no quiere que ni me acerque a ella”, dijo Zaracho.

Soledad adelantó, que si siguen molestando a su hija, va a llevar a cabo un plan para asustarlos de verdad, a ver si así dejan de molestarla.

“Pero un día de estos amondýi tuichata chupekuéra hína (voy a asustarlas a ellas) por ser tan malas, porque aparte de ser malas son miedosas”, dijo riendo la joven.

Stroessner

Según la creencia popular, el Luisón aparece los martes y viernes a la medianoche a devorar cadáveres frescos en los cementerios.

Para evitar eso, había dos formas de romper el hechizo. La primera era que el presidente de la República le alce como padrino.

En la dictadura, más de 30.000 niños paraguayos fueron ahijados de Alfredo Stroessner, según había comentado el profesor y comunicador Ramón Silva.

Si el mandatario no aceptaba ser el padrino, se debe acudir entonces a un obispo para sea el padrino de la criatura.