Margarita Brítez (31) es la segunda generación de vendedoras y distribuidoras de la flor de coco de su familia.
El negocio empezó su abuela (86) hace más de 40 años. En la Tercera Compañía de Emboscada, Margarita y su familia tienen varias hectáreas de planta de cocoteros y cada mata tiene su propio ritmo de florecer.
Hay algunas espigas que se empiezan a abrir desde octubre y otras que ahora están empezando.
Obtener la flor de coco no es una tarea muy fácil. “Se corta con una cuchilla especial, que se coloca en la punta de una tacuara, tiene su forma de cortar para que caiga de punta, es decir, de la parte que se corta”, contó a EXTRA.
La joven indicó que no se puede atajar con las manos, porque la coraza de la flor tiene un montón de espinas. Agregó que también son tradicionales en los pesebres, la flor de Karaguatá y de Karanda’y.
El año pasado, muy pocas familias que se dedicaban a este rubro trabajaron por el tema de la pandemia y esperan que este año puedan hacer una buena platita. Gran parte de su producción va a parar al Mercado 4.
Javier Torres, de Tereré Literario del Paseo de los Yuyos del populoso centro comercial, justamente ya tiene para la venta. Se está yendo de a poquito. “Tenemos desde G. 5 mil y el más grande de G. 10 mil. El karanda’y damos a tres por G. 10mil, que tiene un rico aroma también característico de nuestra Navidad”, indicó.
¿Cómo saber si es mau la flor?
1. El color: Si la cáscara es verde, es pindó. La flor de coco es marrón.
2. El tamaño: El pindó suele ser más grande y más fino.
3. El aroma: El inconfundible aroma de la flor de coco nos anuncia que la Navidad está cerca, recomienda oler sin miedo al éxito.