La funcionaria que denunció a su jefe de Senepa por acoso recurrió a la Comisión de Equidad y Género del Senado.
Fue en busca de apoyo y la legisladora Esperanza Martínez puso el caso sobre el tapete en la sesión ordinaria de ayer.
Pidiendo más de una vez a sus colegas varones que se callen y escuchen, cuestionó que el poder político “esconde y protege” a los funcionarios acosadores.
Empezó diciendo que el acusado, Carim Giubi, es “una persona que aparentemente tiene antecedentes de carácter administrativo, por los cuales fue descontratado en su momento, y ahora vuelve como el nuevo jefe”.
Consideró que el funcionario “goza de confianza política”, aunque dijo desconocer quién sería su kavaju.
Esto se traduciría en que, luego de la denuncia de la joven, hubo algunas movidas en el interior del Senepa que podrían ir en contra de la investigación, insinuó la senadora.
“Las personas que fueron testigos ya hoy no están tan seguras de lo que pasó y algunas han sido ascendidas”, refirió.
Sobre el traslado de la señorita a otra dependencia, añadió: “No es la metodología recomendada, pero digamos que por lo menos está alejada de su agresor”.
Para finalizar, pidió que Paraguay apruebe el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que habla de eliminar la violencia y el acoso en los lugares de trabajo.
La senadora liberal Celeste Amarilla también se refirió al caso y dijo que ve un retroceso en la sociedad.
“¿Qué más hay que hacer para que ustedes (hombres) paren de molestarnos a las mujeres? (...)¿Cómo es que hay un jefecito en Senepa que se quiere meter a la cama de su secretaria? Ese tipo tiene que ser despedido porque no puede convivir en sociedad”, expresó.
Buscó refugio
La senadora del Frente Guasu también dio detalles de cómo supuestamente el jefe -ahora cesado en su cargo- acosó a la chica de 20 años.
“La deja en horas extraordinarias con la excusa de que le ayude con las planillas, le toquetea, le toca las piernas y finalmente le insinúa que él es el jefe y que ella se tiene que acostar con él”, refirió.
Durante el viaje de trabajo que desencadenó la denuncia, la joven tuvo mucho miedo porque el jefe le designó una pieza cercana a la de él.
“Se fue a refugiar en la habitación de su compañera”, indicó Esperanza Martínez.