“Todas las personas son iguales para mí”, dice Crispín Vera, el mozo que le sirvió la cena a un joven de escasos recursos en el restaurante Rincón de la Costa, en Encarnación.
El domingo cerca de las 23:00, el trabajador de 49 años vio al muchacho llegar a una mesa de la que se acababan de levantar dos clientas, quienes dejaron unas porciones de pizza y una botella de gaseosa.
“Yo me fui, le consulté y me dijo que las chicas le habían dicho que él podía comer, entonces iba a ser mucho mejor que le sirviera como a toda persona, era lo justo, lo correcto”, expresó.
Don Crispín le acercó el plato y los cubiertos, y al terminar la cena los retiró. Lo que no sabía es que una mujer, desde la planta alta, les sacó una foto y la publicó en las redes sociales.
El lunes fue su día libre. Poco habituado a los estados de WhatsApp y a las redes sociales, no sabía que su gesto de amabilidad se estaba haciendo viral, hasta que recibió un mensaje de felicitación de la gerencia del hotel en cuyo restaurante trabaja.
Amigos y conocidos hicieron lo mismo después y él se siente muy agradecido por eso.
“La acción que hice no tenía ese propósito, solamente que el muchacho se merecía respeto también”, enfatizó.
No es la primera vez
Mencionó que en su lugar de trabajo le toca presenciar actitudes de todo tipo en los clientes cuando se acercan personas muy humildes.
Mientras que algunos dejan ver su disgusto, otros demuestran amabilidad.
“Hay clientes que suelen comprarles gaseosa, les invitan una porción de pizza, no todos somos iguales en pensamiento”, expresó.
Tampoco era esta la primera vez que él servía la comida a una persona en situación de calle. Cuando no había mesas disponibles, lo que hacía era envolverles el alimento para llevar, comentó.
Don Crispín lleva 10 años en ese restaurante, pero tiene más de tres décadas de experiencia en el rubro gastronómico.
Es padre de dos mujeres y también abuelo. Siempre creyó que lo principal era lograr que sus hijas se interesen por otras personas y sean humanitarias.
Reflexión
“Que la gente vea dentro de la persona, que no sea solamente la parte de afuera, porque muchas veces las circunstancias de la vida no le permitieron salir adelante y creo que hay que ser más humanitarios”, reflexionó.
Con respecto al joven que llegó a cenar, su deseo es que alguien le ayude ofreciéndole un trabajo, por ejemplo, para que pueda salir adelante.
“La gente, muchas veces por ignorancia, discrimina a las otras personas, pero creo que se puede avanzar aprendiendo de a poco”, dijo el trabajador.