Trabajo familiar. Con ayuda de sus hijos y yerno ña Luci sigue vendiendo las sabrosas chipas caseras.
Con la canasta sobre la palma de la mano, Lucía Frasquerí (68) cruza la calle todos los días para subir a los
colectivos y vender su tradicional chipa, que prepara de forma casera y siguiendo la receta original de su difunta madre.
A los 12 años aprendió la técnica de amasar y moldear, desde ahí ya no paró. Gracias a esta profesión crió a sus ocho hijos, que hoy en día son profesionales, pero de igual manera siguen ayudándola en el negocio familiar.
“A las 05:00 ya nos levantamos. Uno se encarga de prender el fuego, otro de la masa y hacer los moldes. Como yo ya estoy un poco vieja solo indico cómo hacer, pero cuando hay muchos pedidos también me pongo a preparar”, señaló Lucía.
El buen sabor que caracteriza a sus productos tiene un motivo. “Nosotros utilizamos una caneca de madera y el secreto está en sobar (amasar) a mano. Muchos hacen a máquina y ya no tiene ese sabor original al que estamos acostumbrados los paraguayos”, reveló.
Aunque tuvo momentos difíciles que obligaron a cerrar el negocio por un tiempo y a pesar de las competencias que hay, “Chipería Ña Luci” volvió a abrir sus puertas. El local está ubicado en Eusebio Ayala, Cordillera, a la altura del km 68 de la Ruta II, con el mejor sabor así como lo hacían nuestras abuelas.
