Doña Sixta Bobadilla dijo que la llegada del Papa Francisco a Paraguay le cambió la vida a su familia del Bañado Norte, Asunción.
Días antes de aquel 10 de julio del 2015, a un hijo suyo le robaron la moto y tenía intenciones de comprar un arma para matar a los motochorros.
“Él se salvó porque el asaltante gatilló y no salió la bala. El día en que fue a la Costanera, dijo que veía la ropa del Papa brillar y que le daba pirî”, relató a EXTRA.
“Mirarle a los ojos emociona muchísimo”
Mencionó que su hijo en principio no iba a participar del encuentro con los jóvenes, pero ese día coincidió con su horario de salida del trabajo. Después de escucharle al Santo Padre, su hijo ya no quiso vengarse.
También una sobrina suya se decidió ir a despedirle en el aeropuerto pero ya era tarde.
Ella siguió la transmisión los tres días continuados y lloró cuando se fue porque perdió su oportunidad de verle.
“No te vayas a preocupar, va a volver otra vez, le dije, ‘pero cuándo’, me preguntó”, relató Sixta aguantando el llanto.
Entre las frases que más se le quedó de su visita en el país fueron que “El Bañado es de los bañadenses” y “Hagan lío”.
Arrastre
Líder aché
“Hasta ahora me acuerdo, mirarle a los ojos emociona muchísimo. Es una alegría inmensa para mí”, afirmó Margarita Mbywangi, líder aché de la comunidad Kuetuvy.
Comentó que el Papa le dio la bendición cuando en un acto ella le entregó un libro que explica la situación de los pueblos indígenas.
“Esta visita marcó a una generación y va a ser siempre uno de los momentos más importantes para la fe del pueblo paraguayo”, afirmó el diácono Osvaldo Ortellado.
Desde la visita de Francisco, los jóvenes perdieron el miedo a protestar.
Recuerdos del papa
Dejó hasta su solideo de la cabeza
En el Museo del Papa Francisco de la Parroquia de La Encarnación de Asunción puede encontrarse el solideo (especie de gorra redonda) que dejó como recuerdo. “Tenemos los altares, las sillas, los ambones (atriles), todo lo que utilizó. También documentos referentes a su visita y cuadros”, remarcó el diácono Osvaldo Ortellado.
Además está la silla cable que usó en el encuentro del barrio Trinidad. El museo está cerrado por refacciones.