Hay dos tipos de personas en el frío: las que dicen “antes muerta que sencilla” y las que solo piensan en no “congelarse”.
Vestir elegante, cómodo y no pasar frío es complicado. Por eso, muchos andan por la calle siendo prácticos, con una bufanda fluorescente, un buzo heredado y una campera con pelusitas, sin miedo al éxito.
“Las camperas que tengo ya no me cierran, así que ando usando la campera vieja de mi papá. Parezco un mendigo, pero frío no tengo”, indicó Clarisa Giménez (28), vendedora.
La billetera tampoco da para estar desfilando distintos abrigos y combinarlos cada día.
“La ropa de invierno es mucho más cara que la de verano, así que toca guardar, comprar de segunda mano o usar las ropas heredadas”, indicó Lore Benítez (34), una profe de Limpio.
Un problema casi existencial es descubrir qué pasa con las medias en esta temporada.
“Cuanto más apurado estés, menos medias pares vas a encontrar. Eso es ley. Yo me pongo lo que encuentro: media de oficina de un lado y del otro, una de fútbol”, dijo Jorge Martínez (36).
Y sí, con tanta ropa encima, ¿justo piko se van a fijar en tu media?
Además, estar cómodo es demasiado importante.
“Entendí que la moda no me va a abrazar en la parada del colectivo a las 7 de la mañana. Así que salgo con lo que sea: campera grande, pantalón buzo, bufanda que me tejió mi abuela en 2002… y soy feliz”, expresó Lili Rojas, de telemarketing.
Entre casa, ni hablar. Medias largas sobre el pantalón y con zapatillas, como mínimo. No hay reglas.
Los jovencitos sí, prefieren aguantar el frío con tal de verse fachero.
Sin vergüenza
“Yo me visto por capas. Literal. En la facultad me miran todo raro. No combino nada porque no hay camperita de cuero que me entre encima de tres remeras, dos buzos y una bolsa térmica pegada a la espalda. Yo no tengo vergüenza. Tengo frío”.
Los jovencitos
“Los adolescentes son más exigentes hoy día. Ya no quieren usar ropa de sus hermanos mayores. Piden los “hoodie oversize”, lo que nosotros le decimos canguro, todo grandote. Se ven cachafaces también con esa ropa, pero carísimo cuestan”