Elías Collante (20) consiguió un trabajo en un restaurante de Villa Morra, pero la plata no le alcanzaba.
Le llamaban solamente 2 veces por semana y ganaba G. 80.000 por día. El Bolt que usaba a la 1:00 de la madrugada le cobraba G. 30.000.
Allí él limpiaba las mesas, entregaba los platos a los clientes, asistía en el bar y en la cocina.
“Sobrevivir era imposible, dije que algo tenía que hacer”, comentó a EXTRA.
Durante casi dos meses trabajó allí pero le sirvieron para mirar cómo hacían las comidas mexicanas. Miró en internet y era prácticamente lo mismo. Con la ayuda de una chef, corrigió algunas técnicas y decidió montar su propio negocio.
“Usé la mesa de mi vecino, usé su paila, me fui a buscar aguacate por mi barrio, encontré, con la plata que me sobraba compré carne y un par de tortillas”, recordó.
Los tomates y la cebolla pidió prestado a un vecino. Le dijo que iba a cocinar y que le iba a invitar. Elaboró tacos, burritos y quesadillas a G. 10.000.
Así, este joven que llegó de Concepción al departamento Central, levantó cabeza desde hace un mes luego de soportar días difíciles.
Cabe señalar que Elías viajó bajo el sueño de ser futbolista, no funcionó pero las ganas de superarse le acompañaron.
“El éxito para mí es que las personas que llegan y prueban mi comida me felicitan porque les gusta, más allá de salir en la tele o en el diario”, dijo. Ya tiene dos ayudantes.
Elías compra los ingredientes del mercado. Se levanta a las 07:00 y procesa previamente las salsas en su casa para entregar el producto en cuestión de segundos al cliente.
“Las oportunidades no van a venir a tocar a tu puerta, se crean, tenés que ir a buscar”, destacó.