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FE
Mateo y sus dos hermanos esperan un milagro.
Sentadas a un lado de la cama desde temprano, la abuela y las siete tías, diariamente le cuentan a Nélida sobre las primeras muecas de su pequeño hijo. El bebé se convirtió en la fortaleza de toda una familia destrozada por un terrible accidente.
Mateo Ángel De Jesús había sobrevivido en el vientre de su madre a pesar del percance automovilístico que la dejó en coma, en febrero de este año. Contra todo pronóstico, creció y nació el 11 de agosto. Aunque la vida no le dio la posibilidad de recibir el primer abrazo de su mamá, la criatura cuenta con una familia que lo cuida y adora. A dos meses de aquel milagroso nacimiento, Mateo hoy luce fuerte y sano y es la motivación de su mamá, quien sigue en cama.
“Él es nuestra motivación, es nuestra esperanza de que un día mi hermana va a reaccionar por el amor que Mateo le demuestra cuando le acaricia el rostro o cuando le sonríe. La conexión que tienen es impresionante”, señaló Mirna, una de las tías.
Brazos de ángel
La familiar añadió que, cuando el pequeño se inquieta, lo único que le calma son los brazos de su mamá. “Le colocamos sobre su pecho y ambos duermen tranquilitos. Ella abre los ojos y en su mirada notamos que disfruta cuando le tiene cerca. Ese contacto les hace muy bien, es muy bello verlos conectados con una sola mirada”, relató emocionada Mirna.
Nélida se encuentra estable, pero en cama desde aquel accidente, sin poder moverse y con la esperanza de algún día poder tomar en brazos a sus dos primeros hijos y a Mateo, su “bebé milagro”.