TODO INDICA QUE EL CRIMINAL CONOCÍA BIEN LA CASA Y LOS PERROS NO REACCIONARON
El asesino huyó tras el crimen: sospechan de un allegado.
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EN SU CASA
Ayer despidieron a la pareja sus familiares y vecinos, que quedaron conmocionados. Dejan 9 hijos; 3 de ellos, militares.
La familia se disponía a descansar. Eran cerca de las 22:30 del lunes y la fresca noche pintaba algunas nubes. El silencio de la pacífica zona, casi a la punta del cerro en Eusebio Ayala, se prestaba para el buen descanso. Don Lucas Ramón Barrios (63) apagó las luces y se acostó. Tan solo 7 minutos después de que las luces se apagaran, un fuerte ruido le obligó a levantarse. La puerta de entrada era azotada a patadas.
Sigilosamente llegó a la puerta y la entreabrió; el desconocido abrió fuego contra él. Apurado, la volvió a cerrar y allí quedó atajándola. El visitante pegó la vuelta y, por un agujero, introdujo el caño del arma y disparó a matar. Una vez rendido Lucas, derribó la puerta. Ingresó y le disparó nuevamente, luego se encargó de acabar con la vida de Juana Francisca Fernández (56), esposa del dueño de casa.
SALVADOS DE MILAGRO
El criminal se percató de la presencia de un niño de 12 años y de una adolescente de 16. También les apuntó con el arma, pero no percutió. “No sabemos si se le trabó o se acabaron las balas. Es muy difícil y muy doloroso. No sabemos a quién culpar y, si encontramos al culpable, tampoco va a revivir a mi hermano ni a mi cuñada”, dijo Calixta Barrios, hermana del fallecido.
Asesino, ¿conocido de la familia?
INVESTIGAN. Policía está a cargo del caso.
Según la policía, el criminal conocía bien el terreno.
El comisario Pedro Morel, jefe de la Comisaría 7ma. local, explicó que es bastante llamativo el actuar del criminal, ya que pese a que había varios perros en la casa, él ingresó como si lo conocieran. Aseguró que las vainillas apuntan a un arma semiautomática 9 mm de alto costo y que el asesino conocía perfectamente el lugar.