A pesar el solazo y el calor de medio día y la tarde, con el rostro lleno de sudor, doña Juana Luisa Pérez (67), del barrio Ciudad Nueva de Caaguazú, trabaja arduamente lijando y lustrando muebles y otras maderas en una carpintería de la ciudad. Todo este gran esfuerzo lo hace para juntar un poco de dinero y así comprarle sus medicamentos a su marido, postrado en la cama desde hace un buen tiempo.
La desesperación y la angustia la hizo una experta en este trabajo, ya que no hay otra changuita en la zona donde pueda ganar la platita sin apartarse tanto de su esposo, ya que también lo tiene que cuidar. Juana y su pareja no tienen hijos, por lo que cuando enfermó su esposo por una hernia y un tumor grave en la columna, no le quedó de otra que ser ella la que lleve en casa el pan de cada día, según el portal de Facebook "Últimas Noticias Caaguazú".
Debido a que el químico que usa para lustrar los muebles debe aplicarse bajo el sol, la doña está todo el día expuesta al calor.
Juana contó al medio local que tiene su sueldito de tercera edad, pero que con esa plata no le alcanza en nada los gastos de su enfermo esposo. Desde hace unos días, la doña también está en reposo porque también padece una enfermedad crónica.