ÑEEMBUCÚ: EL LADO BUENO DEL DILUVIO
Malas condiciones de caminos no la frenaron.
Este lunes, la profesora Mirta Espínola (32) salió a tempranas horas de su casa, ubicada en Pilar, Ñeembucú. Se trasladó hasta el distrito de Guazú Cuá en moto, hasta la casa de una conocida en donde dejó el biciclo. Debido a las lluvias, montó a caballo. Cabalgó 9 kilómetros para poder llegar a la escuela Juana Pabla Díaz, situada en la compañía Montuoso Costa, de Guazú cuá.
Desde hace tres años enseña allí y, cuando la ocasión lo requiere, debe ir a caballo. “El camino se vuelve lodoso, es imposible pasar con moto o camión”, explicó.
La institución posee dos salones. En uno enseña la primaria (1°, 3°, 6° grados) con cuatro alumnos y en otro tiene su dormitorio.
“Es lejos, entonces voy lunes, me quedo en una piecita. Tengo mi cama y todo lo que necesito. Salgo viernes, luego de clases, para volver con mi familia a Pilar”, detalló. Tiene un hijo de cuatro años; es casada.
Estudió tres años para la profesión, sin embargo, tuvieron que pasar ocho años para que la contrataran. “Estuve mucho tiempo como reemplazante en varias escuelas y la mayor parte fui ama de casa”, contó. “Quise estudiar Contabilidad, pero no pude costearlo. Entonces, me decidí por la docencia y hasta ahora no me arrepiento”, añadió.
Monta desde pequeña, pero tiene especial cuidado para tomar los estribos. “Pongo una silla para subirme, la última vez se soltó el estribo y me caí mal, me disloqué la rodilla. Durante un mes falté a clases, me costó conseguir un reemplazante”, recordó la educadora.
Según el informe de la Supervisión Departamental del MEC, unos 11.205 alumnos fueron afectados por las inundaciones en Ñeembucú.