“La infancia es una gran etapa. Sería muy triste que el ser humano la pase por alto. Es la primera vez que en el Día del Niño incluimos productos de ayuda humanitaria. Por la situación en que vive la comunidad, lo hicimos”, dijo Ricardo Brugada, el “médico” del Hospital de juguetes.
La familia Brugada, con la intención de dibujar una sonrisa en el rostro de un niño, hace 18 años repara y obsequia juguetes en diversos pueblos del país. Esta vez decidieron llegar hasta la comunidad Enxet Norte de Presidente Hayes.
“Ellos consiguieron, con mucho esfuerzo, que el Estado les devuelva parte de sus tierras ancestrales, pero le dieron 25 hectáreas de pantano. Viven aislados, sin caminos. En Radio Pa´i Pukú enviamos un mensaje a la comunidad. Luego de tres días uno de ellos nos contestó”, recordó Ricardo.
Celina Benítez, esposa del líder indígena de la zona, caminó 48 kilómetros para conseguir un teléfono y llamar a los Brugada para programar su visita. “Iban a conseguir 10 mulas para buscarnos de la ruta y llevar las bolsas hasta la comunidad. Ahí decidimos pedir ayuda a la aviación”, explicó.
El General Braulio Piris quedó impresionado con la iniciativa civil y puso a disposición un piloto, un mecánico y un helicóptero, para llegar hasta el lugar. “Cuando aterrizamos, lloramos todos, hasta los pilotos. No pensamos que nos darían tal recibimiento” recordó Brugada.
Los indígenas adultos recibieron ayer alimentos, cañas e hilos de pescar. Los chicos gozaron con sus juguetes, ropas y calzados donados por cientos de personas.