La mansión donde Alfredo Stroessner pasó sus primeras semanas de exilio vuelve a llamar la atención después de años, siendo hoy un punto turístico para paraguayos que llegan al litoral brasileño.
La propiedad, ubicada en el balneario Brejatuba, de la localidad de Guaratuba (Brasil), se mantiene casi igual que en 1989, cuando el “Rubio” cruzó la frontera el 5 de febrero tras ser derrocado luego de 35 años de dictadura.
Según el medio Gazeta do Povo, la mansión se encuentra bien cuidada y se conserva con mínimos cambios y eso mismo es lo que atrae a curiosos. Para muchos, el lugar es una postal congelada en el tiempo, con el peso simbólico de una etapa que marcó a nuestro país.
Casero paraguayo
Una figura central en la historia de la mansión es el señor Basilio Guzmán, de nacionalidad paraguaya, hoy de 76 años, que trabaja allí como casero desde hace 41 años.
Llegó en 1984 con su esposa a pedido del propio Stroessner y nunca más dejó el lugar.
“No era como dicen por ahí. Mucha charla nomás. Era un hombre sencillo, reservado, dedicado a su familia”, aseguró Basilio al mencionado medio brasileño en contra de la sensación general que existe alrededor del exdictador.
Además de la mansión, los visitantes también recorren la “Plaza Alfredo Stroessner” también ubicada en Brejatuba, inaugurada en 1980 y aún vigente como atractivo local. El lugar, junto con la llamada “Playa de los Paraguayos”, apodo nacido de la constante presencia de turistas nacionales, mantiene vivo de cierta manera el vínculo histórico que existe entre Guaratuba y Paraguay.
La visita de los familiares
De acuerdo al citado portal brasileño, la familia Stroessner sigue visitando la casa con regularidad, especialmente a fin de año. La propiedad, según el casero, conserva casi todo tal cual estaba en la década de 1980. “Si el señor Stroessner volviera hoy, encontraría todo igual”, asegura. Tras dos meses en Guaratuba, el exdictador se trasladó definitivamente a Brasilia, donde vivió 17 años en un exilio silencioso y casi invisible para la opinión pública.