20 abr. 2024

Consiguió apellido de padres adoptivos después de muertos

El proceso duró 16 años. Los padres adoptivos murieron sin conseguir adoptarla en los papeles. Ella retomó el proceso a sus 19 años y ya es hija legal.

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Sus padres adoptivos murieron esperando justicia para darle el apellido.

Ilustración

Una batalla contra la burocracia en el Poder Judicial le costó 16 interminables años a una familia de Asunción que quería darle el apellido a su hija adoptiva.

La beba que se llamaba en ese entonces P.D.V. tenía un año y cuatro meses cuando fue recibida bajo la figura de guarda adoptiva. El matrimonio de Salvador Rubén Paredes y María Luisa García cumplió con todos los trámites para poder adoptarla legalmente y darle el apellido, pero no pudieron.

Es más, los dos murieron durante el proceso y fue así que la joven que ahora tiene 19 años retomó el caso y consiguió que se haga justicia con el acompañamiento de la Defensa Pública.

“Ella era niña cuando inició el juicio y terminó siendo mayor de edad”, manifestó a EXTRA la Defensora Pública, Graciela Rojas.

El primer juicio de pérdida de patria potestad lo inició el señor Paredes en el año 2003. La sentencia salió después de que él muriera. Con eso en mano, su esposa encaminó la adopción en sí, pero ella falleció en 2019. Su representante legal no cumplió los plazos, los hermanastros denunciaron su fallecimiento y el expediente fue al archivo.

“Es la primera vez en Paraguay, acá nunca ocurrió que hayan muerto por el camino los adoptantes”, resaltó Rojas.

La joven fue varias veces entrevistada en marco del juicio y contaba que se sentía como una hija más del matrimonio. La joven pidió la ayuda de la Defensa Pública en marzo y el 1 de julio salió la sentencia a su favor.

“Nosotros nos sentimos muy felices de haber logrado esta sentencia, si bien nos cupo participar al final del proceso, fuimos los que movimos el expediente y tratamos de hacerlo en tiempo récord”, destacó.

Indicó que en este caso llamado adopción post mortem (después de la muerte), lo único que se hizo es justicia. Se tuvo el visto bueno del Centro de Adopciones, el Defensor del Niño y la Fiscalía de la Niñez.

“El juzgado no puede ser excesivamente ritualista y estricto en ciertas cuestiones procesales cuando está en juego el bienestar del niño”, mencionó.

Ahora queda que el Registro Civil la inscriba con su nuevo nombre, J.M.P.G., como hija del matrimonio y esto le permitirá reclamar la herencia de sus padres adoptivos.