Coco es un pavo que creció bajo los mimos de la familia Irigotia, en la Quinta Los Mirtos, muy conocida en Coronel Oviedo.
Alan, uno de los hermanos, pasó meses cuidándolo cuando este era un pichón. Le construyó su propia casa, en una amplia jaula, donde el joven pasaba largas horas acariciándolo, dándole de comer de la mano y jugando con él.
Coco sabe que es parte de la familia, pero especialmente, amigo de Alan. Cuando su dueño chasquea los dedos, el pavo corre con sus hermosas plumas abiertas hacia él.
Mientras Alan trabajaba en Asunción, su hermana llegó a la quinta familiar y encontró el portón abierto.
Fue directo a buscar al pavo real y solo encontró a “Ofelia”, la “esposa” de Coco. Lo buscaron en toda la casa y no estaba.
El papá y el cuidador de la quinta salieron a buscar a Coco por el barrio. “Un vecino le comentó que le vieron saltar la muralla y correr hacia el monte”, contó Alan a Extra.
Un equipo de ocho personas, entre familiares y empleados, ingresó al monte y buscó al emplumado hasta las 20:00. Hallaron de todo, pero no a Coco.
Un afiche con la foto de Coco y una oferta de G. 500.000 como recompensa se compartió en toda la ciudad. Estaba en todos los estados de WhatsApp de los vecinos, en los grupos de la Iglesia, Facebook y portales digitales.
El viernes por la mañana llamó una persona diciendo que a su vecino le habían vendido un pavo real recientemente. “Tuvimos un poco de desconfianza, así que pedimos apoyo a la policía. Una patrullera y dos autos de la familia fueron a la casa, pero no era Coco”, dijo el joven.
Cayó la tarde y Coco seguía desaparecido. Al cuñado de Alan se le ocurrió recorrer con la camioneta y poner en el parlante el sonido de una pava en celo. Pero eso tampoco funcionó.
Un niño se encariñó
A la noche, Alan recibe la llamada de una señora. Le dijo que su hijo encontró un pavo real cuando fue a alimentar a las vacas.
“El niño quedó encantado con Coco, claro, si él se sube hasta en el regazo, y no quería devolver”, recordó. Convencer al nene fue otro dilema.
Con ayuda del hermano de la doña, convencen al nene de que el pavo debía volver a su casa y don Irigotia va en busca de la mascota.
La familia recibió la recompensa y Coco, luego de una emocionante aventura, regresó junto a su esposa, Ofelia.
En la quinta se celebró una fiesta de San Juan, todo gratis, en agradecimiento a los vecinos. Coco fue la estrella. Ahora le van a cortar las plumas de las alas para que su salto no tenga mucho alcance y no se le ocurra volver a “salir de paseo”.