Con lágrimas, Éver Torres, un campesino que vive en la extrema pobreza en Choré, San Pedro, llegó hasta la Basílica de Caacupé con la esperanza de que la Virgencita Azul le conceda un milagro.
Salió de su ciudad ayer lunes a las 03:00 para llegar a la misa central. En medio de la homilía, Torres rompió en llanto. “Me pesa el alma”, dijo relatando las necesidades, incluso fue consolado por Monseñor Francisco Pistilli, obispo de Encarnación.
“No tenemos producción, vendemos a precios bajos, no hay nada concreto por parte del Gobierno. Nuestro único consuelo es venir a Caacupé a lamentar nuestros pesares. Pasamos hambre. Se acerca Navidad y los niños no van a tener nada sobre la mesa para comer. ‘Enseguida vamos a comprar’, le dicen los padres a sus hijos para consolarlos”, expresó con voz entrecortada a Noticias Paraguay.
Monseñor Pistilli, que ofició la misa de este martes y quien criticó los privilegios desmedidos de algunos y reclamó justicia para todos, se acercó a consolar a don Éver. Le transmitió fuerza y le expresó que “algún día llegará la justicia en todos los hogares del país”.
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