Un centenar de kilos de cocaína y un altar lleno de santos marcaron la tarde de miércoles en el barrio Isla Aranda de Limpio, tras el allanamiento a la vivienda alquilada por el camionero Rubén Darío Acosta Centurión, el “Pollo Loco”, como se hace llamar él mismo en ruta.
El hombre del volante vivía en un humilde inquilinato, sin muchos lujos todavía, lo que hace suponer a los agentes de la Senad que es un novato en el mundo de la droga. “Los agentes antidrogas mencionaron que se presume está desde hace seis meses”, informó a EXTRA Raúl Riveros, del departamento de prensa.
En el patio de la casa había una especie de quincho. En la esquina estaba el altar con un montón de santos, entre los que sobresalían desde San La Muerte hasta el Guachito Gil (popular en Argentina entre los camioneros) y el Divino Niño Jesús.
En esa misma zona había una heladera, en la cual estaban escondidos los 111 kilos de cocaína listos para ser trasladados a Uruguay en estos días. Si bien lo incautado tiene un peso total de 111 kilos, está dividida en 68 kilos de clorhidrato de cocaína y 43 kilos de pasta base.
De acuerdo con los datos de los investigadores, la droga estuvo escondida algo más de una semana en ese sitio.
La fiscal Egidia Gómez, encargada de llevar adelante el procedimiento, comentó a EXTRA que formalmente el detenido se dedicaba al transporte internacional de mercaderías. Alquilaba el lugar desde hace dos años y allí residía con su familia.