El pequeño Juan David, de 5 años, falleció asfixiado en su casa y la principal sospechosa es su madre.
Sin embargo, ella insiste en que unos chespis entraron a robar y que acabaron con la criatura, porque les iba a delatar.
“Mi hijo es mi vida, mi único motor de mi vida”, dijo ayer Shirley Paola Santacruz Cuba (28), negando ser la responsable del asesinato.
Para la fiscal Natalia Cacavelos, hay algunas contradicciones en la versión e imputó por homicidio doloso a la mamá, quien fue trasladada al Buen Pastor, tras una resolución del juez Agustín Delmás.
Shirley aseguró a los medios que cerca de las 06:50 del pasado martes le tocaron en la puerta, ella abrió pensando que eran unos albañiles, que trabajaban enfrente.
“Eran flacos, altos y olían mal”, he’i la mamá.
Supuestamente, uno de los chespis la atajó, mientras que el otro entró a su pieza para callar a Juan David, quien le llamaba por el susto.
Cuando pudo ir junto a su hijo, el hombre ya le había puesto la almohada en la cara de la víctima, según sus declaraciones.
La mujer afirma que no se llevaron nada, porque corrieron tras el fallecimiento del niño. “Jaha, jaha porque ko mitã’i ndoku’evéima”, habría dicho.
No hubo drogas
Vecinos de Shirley señalaron que ella que tenía una vida desordenada y que era adicta a las drogas. La prueba de orina salió negativo y los canes no detectaron sustancia ilícita en el inquilinato donde vivía, en el barrio San Vicente de Asunción, según la fiscal.
Sin embargo, en las cámaras de circuito cerrado de la zona no se ven que hayan entrado los delincuentes. Además, ella informó que el crimen ocurrió a las 6:50, pero un vecino reportó el caso cerca de las 08:00.
El abogado de la mujer, Osvaldo Arrúa, dijo en Monumental 1080 AM, que “detrás de su vivienda hay un patio baldío donde hay cámaras y eso no se desgrabó todavía”.
La Fiscalía se incautó de una almohada con dibujo, la cual se habría usado para el asesinato.
Esa almohada será analizada con el ADN de la criatura, para tratar de llegar a la persona responsable del crimen.
Otro detalle llamativo es que la madre no tenía heridas de forcejeo.